Como habíamos acordado al final de la 2ª sesión, el psicólogo Samuel Rueda, antiguo alumno del centro y hoy profesor de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla, nos hizo reflexionar sobre los problemas de comunicación que terminan produciendo conflictos con nuestr@s hij@s, nuestras parejas, en el trabajo y en el mundo en general.
Partimos de una propuesta: Samuel nos hizo describir un EPISODIO reciente de desencuentro, luego nos pidió que pusiéramos nombre al PENSAMIENTO que nos suscitaba ese hecho y finalmente que añadiéramos el SENTIMIENTO que nos producía.
Fue un interesante ejercicio porque tuvimos que diferenciar los tres conceptos que, en la mayoría de los casos, mezclamos en nuestro interior. Ante un HECHO concreto rápidamente aplicamos una serie de PENSAMIENTOS, a veces preconcebidos, y terminamos teniendo unas emociones, unos SENTIMIENTOS que nos producen dolor o sufrimiento.
La pregunta que Samuel nos formuló a continuación fue: ¿Podrías haber sentido algo distinto si tus pensamientos hubieran sido diferentes? Interesante pregunta que abrió un coloquio muy fructífero.
Hay que ser conscientes del pensamiento que produce la emoción, y una vez que se identifica el pensamiento se puede modificar el mismo y por lo tanto modificar la emoción y después modificar la acción de respuesta.
Porque “EL PENSAMIENTO PRODUCE UN SENTIMIENTO Y EL SENTIMIENTO CONDICIONA UNA ACCIÓN”
Por ello hay que reestructurar los pensamientos además porque:
-El pensamiento NEGATIVO genera “cortisol”, sustancia que oxida las células y puede producir enfermedades.
-El pensamiento POSITIVO genera “serotonina”, sustancia que incide en la mejor calidad de vida.
Debemos “elegir el pensamiento”: pensar en positivo y ahuyentar los negativos, o al menos bajar la intensidad de estos últimos dándoles la vuelta y buscando lo positivo a la situación.
La manera de afrontar las dificultades de comunicación con l@s adolescentes es utilizar la pregunta, en lugar de darles consejos (“darles la charla”), ¿cómo ha sido eso? ¿qué opinión les merece algo? ¿cómo podría resolverse? ¿cómo se han sentido?
Una vez más la reflexión en grupo fue tremendamente enriquecedora y sacamos unas conclusiones:
-LOS PENSAMIENTOS CREAN EMOCIONES, si controlas tus pensamientos…
-LA EMOCIÓN TE LA CREAS TÚ, por lo tanto TÚ DECIDES, INDEPENDIENTEMENTE DE LAS SITUACIONES, DE LOS HECHOS.
Ideas muy sencillas pero muy difíciles de asimilar porque no estamos educad@s emocionalmente, nos dejamos llevar por ideas preestablecidas que hacen interpretaciones subjetivas de la realidad, y de acuerdo a esos pensamientos falsos experimentamos emociones que nos empujan a actuar equivocadamente, en la mayoría de los casos en nuestro perjuicio, y produciendo los graves problemas de comunicación que dificultan nuestras relaciones.
Pero no hay más que estar pendientes y, cuando tengamos que actuar movid@s por una emoción, pararnos para analizar y controlar el pensamiento que la genera.
Partimos de una propuesta: Samuel nos hizo describir un EPISODIO reciente de desencuentro, luego nos pidió que pusiéramos nombre al PENSAMIENTO que nos suscitaba ese hecho y finalmente que añadiéramos el SENTIMIENTO que nos producía.
Fue un interesante ejercicio porque tuvimos que diferenciar los tres conceptos que, en la mayoría de los casos, mezclamos en nuestro interior. Ante un HECHO concreto rápidamente aplicamos una serie de PENSAMIENTOS, a veces preconcebidos, y terminamos teniendo unas emociones, unos SENTIMIENTOS que nos producen dolor o sufrimiento.
La pregunta que Samuel nos formuló a continuación fue: ¿Podrías haber sentido algo distinto si tus pensamientos hubieran sido diferentes? Interesante pregunta que abrió un coloquio muy fructífero.
Hay que ser conscientes del pensamiento que produce la emoción, y una vez que se identifica el pensamiento se puede modificar el mismo y por lo tanto modificar la emoción y después modificar la acción de respuesta.
Porque “EL PENSAMIENTO PRODUCE UN SENTIMIENTO Y EL SENTIMIENTO CONDICIONA UNA ACCIÓN”
Por ello hay que reestructurar los pensamientos además porque:
-El pensamiento NEGATIVO genera “cortisol”, sustancia que oxida las células y puede producir enfermedades.
-El pensamiento POSITIVO genera “serotonina”, sustancia que incide en la mejor calidad de vida.
Debemos “elegir el pensamiento”: pensar en positivo y ahuyentar los negativos, o al menos bajar la intensidad de estos últimos dándoles la vuelta y buscando lo positivo a la situación.
La manera de afrontar las dificultades de comunicación con l@s adolescentes es utilizar la pregunta, en lugar de darles consejos (“darles la charla”), ¿cómo ha sido eso? ¿qué opinión les merece algo? ¿cómo podría resolverse? ¿cómo se han sentido?
Una vez más la reflexión en grupo fue tremendamente enriquecedora y sacamos unas conclusiones:
-LOS PENSAMIENTOS CREAN EMOCIONES, si controlas tus pensamientos…
-LA EMOCIÓN TE LA CREAS TÚ, por lo tanto TÚ DECIDES, INDEPENDIENTEMENTE DE LAS SITUACIONES, DE LOS HECHOS.
Ideas muy sencillas pero muy difíciles de asimilar porque no estamos educad@s emocionalmente, nos dejamos llevar por ideas preestablecidas que hacen interpretaciones subjetivas de la realidad, y de acuerdo a esos pensamientos falsos experimentamos emociones que nos empujan a actuar equivocadamente, en la mayoría de los casos en nuestro perjuicio, y produciendo los graves problemas de comunicación que dificultan nuestras relaciones.
Pero no hay más que estar pendientes y, cuando tengamos que actuar movid@s por una emoción, pararnos para analizar y controlar el pensamiento que la genera.
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